COMUNICADO TRIESTAMENTARIA UN

COMUNICADO A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA

La Universidad Nacional ha hecho una vez más lo que su esencia crítica y propositiva, propia del hogar del saber, nos dicta a estudiantes, profesores y trabajadores: romper el silencio. El problema presupuestal de la universidad pública, que ha puesto en crisis a la Universidad Nacional y que impone un futuro tenebroso a nuestra alma mater, no podía dar espera a la movilización que volcó la opinión pública hacia este centro de librepensamiento que desde hace años agoniza por la testaruda negligencia tanto del gobierno nacional como de las directivas universitarias. Solo un 0.4% del Producto Interno Bruto de nuestro país se invierte en las universidades, versus un 16% que se va para la guerra. Un país en donde la educación no es un pilar de su desarrollo es un país condenado a la desidia.

De los 600 mil millones de pesos que se le exigían al estado colombiano para saldar su responsabilidad con la financiación de la universidad pública, las universidades obtuvieron 100 mil, con el complicado agravante de que estos rubros pasan a ser administrados por organismos de gobierno nacional como el ICETEX, los cuales imponen las políticas que la universidad debe seguir, para que la universidad misma se vea avocada a renunciar a su autonomía y su misión con tal de dar cifras positivas de cobertura y eficiencia. Una vez más, la mediocridad se pone por encima de la inteligencia, tesis inaceptable para los universitarios. Al día de hoy sin embargo, no existe suficiente claridad sobre lo realmente aprobado en el congreso de la república frente a este punto, y queda la esperanza de que estos escasos rubros puedan ir al menos a la base presupuestal de las universidades para que sean estas quienes administren sus propios recursos. Sea cual sea el resultado, los universitarios tenemos algo claro: la financiación del estado a la universidad debe ser integral. No nos sirven aumentos inocuos que en el mejor de los casos lo único que pueden lograr es alargar la agonía de las universidades.

Como si esto no fuera suficiente argumento, la soga al cuello que representa el descarado propósito de obligar a las universidades a concurrir en el pago de las pensiones del antiguo régimen pensional, se vuelve a presentar (nunca se ha ido) en forma de proyecto de ley en la cámara de representantes para que las universidades públicas que de por si no tienen recursos, ayuden a pagar los 4 billones de pesos de pasivo pensional que corresponden por ley al estado. Por todos los frentes se está llevando a la universidad a la quiebra, a la destrucción.

Sin embargo, la comunidad universitaria dista mucho de ser una comunidad sumisa, y por el contrario se constituye en una colectividad altiva, inteligente y propositiva. El estatuto estudiantil en sus disposiciones de bienestar, que contiene solo 3 artículos que relacionan el bienestar de sus 54 que hablan de disciplinamiento, busca precisamente sojuzgar de antemano al estudiante, criminalizarlo, evitar el conflicto propio de la disertación y el desacuerdo. Ese mismo desacuerdo que nos ha impulsado a exigir se aclare públicamente el nefasto balance de la Reforma Académica para la U.N, que hizo que en un semestre salieran de la universidad alrededor de 2.200 estudiantes. En un semestre salieron mas estudiantes de la universidad que en cuatro años, y al día de hoy mas de 6.000 estudiantes se encuentran en la franja de riesgo. El derecho a la educación y la calidad académica son los elementos que están en juego con estas políticas que desangran el saber en la universidad.

Ante esto la Universidad Nacional se levantó, una vez más, para demostrar que es una fuerza viva que reside en la determinación de sus estamentos. El 8 de Octubre la U.N se declara en Asamblea Permanente en una multitudinaria Asamblea Triestamentaria con el objetivo de dar debate al problema y definir frente a él. El día 13 de Octubre, previendo la aprobación de la ley de presupuesto y con la necesidad de aunar fuerzas de diferentes sectores sociales, la U.N se declara en Paro para salir a las calles, movilizarse, presionar y posicionar el debate en todo el país frente a la grave problemática universitaria.

Las jornadas de movilización del 14 y 15 fueron jornadas formidables, miles de estudiantes salimos a las calles, informamos a la comunidad en general y poco a poco logramos poner en el ojo público el cinismo con que se pretende exterminar nuestro claustro. Tanto la marcha del 14 como el pupitrazo del 15 fueron claros y contundentes en ese sentido.

Nuestra pelea fue planteada desde el primer momento como una pelea de largo aliento. Tanto las Asambleas de las diferentes facultades como la triestamentaria, fueron claras en el entendimiento de que si bien existía una agenda legislativa en el congreso contra la universidad que obligaba a movilizarnos, la pelea no podía quedar allí como en muchas oportunidades, sino por el contrario, ser cada vez mas fuerte, mas contundente, mas activa y cualificada.

El momento que nos impuso las circunstancias del 16 de octubre así lo demostró. Aquel montaje contra estudiantes que exigieron de manera legítima al rector presentarse ante la comunidad universitaria para debatir sobre el presupuesto, y la inexplicable postura de las directivas de la universidad frente al sí a la concurrencia, no fue otra cosa que la muestra palpable del peligro que representa la universidad para la arbitrariedad y el despotismo. Aquello, que en los medios llamaron secuestro (nada mas alejado de la realidad), tuvo su plena explicación en lo que ha sido la actitud de siempre del rector, quien históricamente ha negado la discusión, el debate y ante todo la construcción con su propia comunidad universitaria. El gobierno nacional puso precio a nuestras cabezas, como si se tratara de criminales.

El rector se fue con el compromiso de presentarse en el León de Greiff a las 7am del lunes 19 de octubre, minutos después ingresó la fuerza pública al campus sin ninguna justificación, reteniendo de manera violenta a 22 estudiantes. De nuevo se puso un estigma a la universidad, hogar de la cultura y la vida.

Allí estuvimos, lunes 19 a las 7am en el León de Greiff esperando al rector. Queríamos preguntarle por qué nos había señalado; por qué su postura frente al problema presupuestal; y esencialmente, si es tan difícil construir y debatir con la comunidad universitaria. El rector nunca se presentó con el argumento de que no existían garantías para su seguridad, cuando quienes fuimos señalados y perseguidos fuimos los universitarios.

A partir de toda esta suma de elementos, movilización, persecusión a los estudiantes, anormalidad, discusión y presión, los estudiantes, profesores y trabajadores profundizamos la pelea, la U.N siguió en paro para movilizarse y el día de la aprobación de la ley de presupuesto, de diferentes latitudes de nuestro país, salimos a marchar alrededor de 40 mil universitarios. Pese a esto, la corruptela y el nivel de degradación de la “democracia” en nuestro país se cristalizaron en la negativa de la mayoría del congreso de dar a la universidad el presupuesto que requiere. De nuevo se lo contamos a la sociedad abrazando a la U.N con antorchas, demostrando una vez mas que la dignidad reside en la universidad y sus estamentos.

En las dos semanas que la Universidad Nacional duró en paro los universitarios logramos cuatro elementos esenciales que nos brindan un balance positivo de nuestra movilización: posicionamos en la opinión pública el grave problema de la universidad en términos de presupuesto, así como las difíciles implicaciones de la protesta universitaria; elevamos nuestros propios niveles de conciencia y cualificación al interior de la U.N a través de la comunicación, la discusión y el debate; logramos lazos de cohesión y unidad basados en el entendimiento de la pelea y el respeto de la comunidad universitaria en general; logramos que hasta el momento no se hayan aprobado ni la ley de concurrencia en el congreso, ni el estatuto estudiantil al interior de la universidad, dispositivos que de no ser por la movilización muy posiblemente estarían aprobados. Estos elementos deben mantenerse, porque en ellos reside la posibilidad de llevar este proceso a niveles mas avanzados en escenarios futuros que de seguro así lo van a requerir. No hay ganancia más fuerte que la fuerza universitaria misma que reside en la fraternidad.

En la última Asamblea Triestamentaria el día jueves 29 de noviembre, ante el agotamiento de la agenda legislativa que nos imponía la coyuntura, y el desgaste propio de nuestra movilización universitaria, desde las diferentes facultades nace la postura de modificar el método de paro hasta el momento utilizado, para darle oxigeno a nuestro movimiento y posibilitar la continuidad de un proceso de defensa de nuestra universidad a largo plazo. Estas definiciones representan la continuidad de nuestra pelea, lo que nos disponemos construir, y las exigencias que realizamos. Todas estas definiciones tienen un carácter vinculante, y como universitarios las haremos defender frente a cualquier muestra de arbitrariedad por parte de las directivas. Estos puntos son:

• La Universidad Nacional se declara en ALERTA PERMANENTE, manteniéndose latente frente a cualquier afrenta para movilizarse de nuevo.
• Exigimos no existan represalias académicas o disciplinarias para ninguno de los miembros de la comunidad universitaria, así como la reposición del tiempo de clase y la no represión académica.
• Los universitarios nos disponemos construir una pelea de largo aliento para lo cual se hace necesario entender la importancia de forjar referentes organizativos desde las facultades, con amplia participación y la capacidad de proponer y construir colectivamente.
• La Universidad Nacional impulsará un Frente amplio en defensa de la universidad pública, llamando a los diferentes sectores sociales a apoyar nuestro proceso (Viernes 6 de Noviembre – Evento de impulso al Frente amplio, Plaza che 11am, auditorio Camilo Torres 2pm).
• Las comisiones que se generaron en el proceso de paro, continúan trabajando para garantizar la continuidad del movimiento.

La Universidad Nacional continúa viva y presente, los universitarios seguiremos movilizándonos, participando de las actividades con iniciativa, creatividad y compromiso con el alma mater.

LA U.N SIGUE EN PIE.


ASAMBLEA TRIESTAMENTARIA
Universidad Nacional de Colombia

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