Contra el asesinato de jovenes, por rebeldia, vida y dignidad: Carlitos, la memoria sigue en resistencia


La noche del domingo 26 de enero en la localidad Ciudad Bolívar en Bogotá, fue asesinado en “extrañas circunstancias” el compañero y amigo Carlos Ruiz Escarraga quien hacia parte del proceso político-organizativo de Entre- Redes, que a su vez hace parte de la Asociación Nacional de Jóvenes y Estudiantes de Colombia-ANJECO.

El asesinato de Carlitos, un joven trabajador, estudiante universitario y líder popular de 24 años de edad, ocurre a 48 horas que circulara un panfleto firmado por grupos de “BACRIM-opción al paramilitarismo”, quienes bajo la premisa de la “Limpieza social” amenazan de muerte a todos aquellos que se encuentren en la calle. El accionar de estos grupos delincuenciales no es más que un ejercicio fascista, homofóbico y dictatorial, propio de los regímenes autoritarios y dictatoriales.

Según cifras de medicina legal, en lo que va corrido del año se han reportado 27 muertes violentas en la localidad de las cuales 15 son homicidios. Desde finales de 2013 se ha presentado un aumento en la oleada de violencia en Ciudad Bolívar debido a que una fracción de los “Urabeños” llegó a disputar el control territorial con otras fracciones de las llamadas BACRIM, como los rastrojos y el Bloque Capital de las AUC.

Frente a estos hechos la institucionalidad ha asumido una postura cómplice con los victimarios, pues la Alcaldía Local de Ciudad Bolívar se niega a aceptar la presencia y acción de los grupos paramilitares que hay en la zona limitándose a calificar los asesinatos como “hechos aislados”, mientras la diligencia de levantamiento del cadáver dirigida por la policía nacional presentó serias irregularidades que podrían viciar la investigación frente al caso.

Independientemente del nombre que puedan adoptar estos grupos criminales, es necesario entender que se trata de grupos paramilitares, fuerzas armadas y mercenarias aliadas de la derecha política y lo grandes grupos empresariales, los cuales venden sus “servicios” de intimidación al mejor postor.

Históricamente el control territorial por parte de grupos paramilitares ha buscado la represión, el acallamiento y exterminio de las organizaciones sociales y populares que generan procesos de movilización y lucha contra la estructura económica y política que genera miseria. También ha buscado favorecer el bolsillo de los grandes grupos económicos a partir del desarraigo de millones de familias a quienes les arrebatan la propiedad de su tierra desplazándolas de sus territorios. En épocas electores, controlar la población es establecer fortines electorales para los gamonales y los sectores políticos tradicionales quienes a punta de sangre, lechona y cerveza aspiran a “ganar” un lugar en la burocracia del Estado colombiano.

Como Asociación Nacional de Jóvenes y Estudiantes de Colombia, no solo repudiamos vehementemente este hecho, sino que instamos a que las autoridades competentes actúen con celeridad en las investigaciones que identifiquen y judicialicen a los autores materiales e intelectuales del caso. También reafirmamos nuestro compromiso de lucha por la defensa de la vida, el derecho a la protesta, la defensa del derecho a ser joven y a ser disidente. Nos solidarizamos con los familiares y amigos de Carlitos Ruiz, así como con los familiares de los millones de asesinados, desaparecidos y presos políticos cuyo único crimen ha sido pensar diferente y actuar conforme a su pensamiento.

Entendemos que lo ocurrido no son hechos aislados de “limpieza social”, sino una flagrante violación de los derechos humanos de los sectores populares, lo cual pareciese hacer parte de una política de Estado fundamentada en el asesinato selectivo, la represión de la protesta social, y el establecimiento del miedo como arma de control social.

El asesinato de Carlitos, así como los crímenes de Estado conocidos como “falsos positivos”, el asesinato de cerca de 30 miembros de la marcha patriótica en 2013, la judicialización de los líderes populares que participaron en las movilizaciones de agosto de 2013 en el marco del paro agrario, y los señalamientos continuos a las organizaciones sociales, populares y políticas del país, nos exige hacer una lectura crítica del actual momento político, con el fin de identificar cual debe ser el lugar que las organizaciones de base y los procesos populares deben ocupar-

La mejor forma de honrar la memoria de Carlitos, y de todos aquellos que han dejado su sangre en la lucha por la dignidad y la justicia social, es continuar con la firmeza y humildad que nos caracteriza, avanzando en la lucha por la soberanía nacional, por la educación gratuita y de calidad, por la salud y la seguridad social de los colombianos, por un trabajo digno y con garantías sociales.

Que sepan los aliados del desarraigo, los que accionan el gatillo de la “mano oscura”, los torturadores y asesinos, que no existen balas que puedan matar los sueños, que la sangre rebelde y el espíritu de lucha son más fuerte que el miedo y el silencio, que aquí hay mujeres y hombres libres y dignos que no piensan ceder en la lucha por la construcción de poder popular y justicia social. Hoy, como ayer, no seremos inferiores al tiempo que nos viene.



¡¡Por nuestros muertos, Ni un minuto de silencio. Toda una vida de combate….y Esperanza!!

Jóvenes y Estudiantes por Vida y Dignidad…Luchando por la Región Construimos Nueva Nación.


Asociación Nacional de Jóvenes y Estudiantes de Colombia-ANJECO.


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